Guía básica sobre minerales: Cobre
El cobre es uno de los metales más extraídos, solo por detrás del hierro y el aluminio. El atractivo del cobre reside principalmente en sus excelentes propiedades conductivas, tanto térmicas como eléctricas, así como en sus propiedades antimicrobianas.
Aspectos clave:
- Las tendencias internacionales apuntan a un crecimiento fuerte de la demanda del cobre en los próximos años.
- El cobre es indispensable para la descarbonización del transporte y la producción energética.
- Los largos plazos de los proyectos y el escrutinio en relación con los criterios ASG limitarán el crecimiento de la oferta.
- Es probable que los precios estén bien respaldados en el futuro próximo.
El cobre tiene una gran variedad de usos que van desde la electrónica, la fontanería, la joyería y la producción de monedas hasta las aplicaciones médicas. Por ello, estamos observando cómo el uso del cobre se incrementa en muchas áreas del ámbito económico y de nuestro día a día. Por ejemplo, la infraestructura energética, el transporte y la electrónica de consumo son tres de las áreas en las que el cobre está experimentando un crecimiento muy notable, ya que su presencia es indispensable y, a menudo, irremplazable.
Si lo anterior se combina con la falta de sustitutos viables para muchas aplicaciones, diversas megatendencias mundiales apuntan a que la demanda de cobre seguirá creciendo de forma sostenida durante muchos años. En ese sentido, resulta especialmente relevante hablar de los esfuerzos continuos por descarbonizar la producción energética y el transporte de pasajeros y mercancías. Por ejemplo, la producción energética solar y la eólica requieren, aproximadamente, un consumo de cobre por megavatio (MW) 2,5 veces superior al de la generación térmica.1 Además, un vehículo eléctrico estándar con batería utiliza cuatro veces más cobre que su equivalente con motor de combustión interna.2
Visión general del sector
La extracción del cobre suele producirse en minas a gran escala a través de técnicas industriales, lo que significa que los proyectos nuevos suelen contar con largos plazos de producción, requieren compromisos de CAPEX considerables y suelen implicar aspectos ASG complejos debido a los efectos en el entorno natural y en las comunidades locales de las áreas en las que se produce la extracción. Suele llevarse a cabo en explotaciones a cielo abierto y, aunque el número de operaciones subterráneas esté en aumento, para que estas puedan ser viables, las cifras económicas exigen una mayor calidad del metal o la existencia de productos derivados valiosos.
A nivel geográfico, la producción de cobre actualmente se concentra en Chile (5,6 millones de toneladas métricas en 2021, lo que representa el 27% de la producción global), Perú (2,2 mill. de toneladas; 10%), China (1,8 mill. de toneladas; 9%), R. D. Congo (1,8 mill. de toneladas; 9%) y EE. UU. (1,2 mill. de toneladas; 6%).3 A nivel corporativo, el sector de la extracción de cobre está consolidado en varios actores clave que controlan una cuota importante del mercado. Así, en 2020, los cinco grupos más importantes del sector produjeron 6,28 millones de toneladas métricas, lo que equivale al 30% de la producción mundial total.4
En cuanto a la fundición del cobre (el proceso metalúrgico utilizado para producir metal de cobre a partir de minerales no procesados o chatarra de cobre), China es el principal país, ya que cuenta con, al menos, seis de los veinte fundidores más grandes del mundo, y con más del 50% de la producción de fundición5; un reflejo de la enorme y creciente demanda que existe en este país de este metal, representando en la actualidad el 50% del consumo total mundial.6 Como ocurre con la extracción del cobre, su proceso de fundición y refinado también debe enfrentarse a su propia huella medioambiental, en concreto, a cuestiones tan importantes como la gestión del polvo y los gases de salida y el elevado consumo energético que supone el proceso de fundición.
Gráfico 1: Cuota porcentual de la producción global
Oferta, demanda y perspectivas de precio
La descarbonización representa una de las tendencias actuales más importantes que afecta a las economías de todo el mundo. Teniendo en cuenta el giro hacia una producción energética sostenible y la voluntad de dejar atrás los motores de combustión interna para lograr los objetivos climáticos de París, es imposible infravalorar el papel cada vez más esencial que desempeñará el cobre. En resumidas cuentas, “no puede haber descarbonización sin cobre”.7 La transición hacia las emisiones netas cero es un impulsor clave para el mercado alcista estructural de las materias primas, y es muy probable que, concretamente, el cobre experimente un crecimiento de la demanda a medida que la transición se acelere. De hecho, según algunas previsiones, se espera que la demanda global del cobre crezca, considerando un escenario base, alrededor de un 600% para 2030 y quizás hasta un 900% si la adopción de tecnologías verdes avanza a un ritmo significativo8; algo que parece cada vez más probable teniendo en cuenta la incertidumbre actual en torno al suministro energético provocada por la invasión rusa en Ucrania. En cualquier caso, es muy probable que, en la década actual, observemos el mayor crecimiento hasta la fecha de la demanda mundial de cobre, y que este crecimiento se siga acelerando a medida que se eliminen las limitaciones estructurales para la expansión de la generación de energías renovables y la producción de vehículos eléctricos.9
Gráfico 2: Escenarios de demanda de cobre en vehículos eléctricos
Ya hemos analizado una cara de la moneda, la demanda. En cuanto a la oferta, actualmente estamos presenciando un déficit que representa en torno al 3% de la demanda mundial.10 Aunque hay varios proyectos pendientes, es poco probable que mejoren de forma significativa los problemas de la oferta antes de que termine la década.11 El cobre es una materia de ciclo largo, ya que se requieren entre dos y tres años para ampliar las minas existentes y hasta ocho años para establecer nuevos proyectos. Y pese a la rápida subida del precio del cobre durante el último año, todavía no hay proyectos de nueva planta aprobados de importancia, ya que una década de rentabilidades débiles y el estricto escrutinio en materia de ASG han limitado la inversión en la oferta futura.12 Los problemas políticos también podrían tener un impacto en el futuro próximo.
Aunque parte del cobre se extrae en zonas con inestabilidad política, los problemas políticos podrían afectar también al suministro procedente de países con una mayor estabilidad, y es que todavía están por verse, por ejemplo, los efectos de la controvertida subida de impuestos para las empresas mineras en Chile. La amplia variedad de usos del cobre y su carácter indispensable para la transición ecológica y la descarbonización respaldan las previsiones que apuntan a una demanda extremadamente fuerte durante algún tiempo. Teniendo en cuenta los problemas de suministro comentados arriba, parece que el mercado del cobre está muy poco preparado para el contexto de demanda que le espera durante los próximos años. Los escasos inventarios podrían, además, suponer un impulso adicional. Por tanto, es probable que los precios estén bien respaldados en el futuro próximo.