Aparte de la tragedia humana y del impacto geopolítico, el ataque de las fuerzas rusas a Ucrania tendrá consecuencias de gran alcance para la economía europea y mundial, así como para los mercados. La fea palabra “estanflación”, que recuerda el período de principios de los años 70 de alta inflación y bajo crecimiento debido a los elevados precios del petróleo, ya está en el aire y es también parte de la explicación de por qué la invasión de Ucrania tuvo un impacto tan fuerte en los mercados.
Aunque es demasiado pronto para evaluar el posible impacto, es probable que las previsiones de consenso de los economistas sobre el PIB mundial en 2022 se reduzcan al menos 0,5 puntos porcentuales en una primera reacción, y es probable que en Europa se reduzcan aún más. Por otra parte, las previsiones de inflación podrían aumentar otro punto porcentual respecto a su ya elevado nivel, en un contexto de aumento de los precios de las materias primas. Si se observa la situación de la economía mundial en el marco de la crisis actual, es evidente que el impulso de crecimiento ya se ha frenado en febrero. Los datos económicos mundiales, según nuestro índice ”Macro Breadth Index”, han empeorado de forma generalizada por séptima vez en ocho meses. Esto se puede explicar más recientemente por los efectos de la ola omicrón. Sin embargo, en este caso los signos de relajación son claramente mayores, lo que en sí mismo da lugar a expectativas de impulsos económicos positivos.
A pesar de los últimos acontecimientos, los bancos centrales ya no se pueden permitirse descuidar el reto que supone la inflación, como ocurrió en la reunión del Consejo del Banco Central Europeo (BCE) de la semana pasada. Tras la “dura” conferencia de prensa de la presidenta del BCE, Lagarde, en febrero, lo esencial fue subrayar la dependencia de los datos en la decisión de política monetaria, pero sin abandonar el discurso general de una inminente normalización de la política monetaria. Esto deja la puerta abierta a la finalización de las compras (netas) de activos en el marco del programa de compra de activos (“Asset Purchase Programme, APP”) para otoño, seguida de una primera subida de tipos hacia finales de año o principios del próximo.
Claves de la próxima semana
Además de los acontecimientos en Ucrania, la política monetaria debería seguir en la agenda. La reunión de la Reserva Federal está prevista para mediados de semana.
A pesar de los acontecimientos actuales, nuestro escenario principal sigue siendo que la Reserva Federal subirá los tipos de interés a partir de su reunión de la semana que viene e iniciará un ajuste cuantitativo a partir del tercer trimestre de 2022. Las expectativas del mercado sobre la política monetaria son especialmente volátiles en este sentido y se espera que los bancos centrales articulen unas políticas más laxas. Más dinero del banco central no conlleva menos incertidumbre en el entorno actual. La política monetaria apenas puede estimular la economía en este contexto, más bien parece que una mayor liquidez de los bancos centrales puede impulsar la inflación. La política fiscal parece ser mejor opción ahora, aunque no esté exenta de presiones inflacionistas.
Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la orientación de la política fiscal ha vuelto a ser neutra en los países industrializados y restrictiva en los países emergentes a lo largo del último año. Sin embargo, el aumento del gasto militar y de seguridad en respuesta a la situación geopolítica debería suponer un estímulo en varios países en los próximos años, pero de una forma que no impulsará la productividad y el crecimiento potencial. Algunos países, encabezados por China, ya han señalado un apoyo fiscal adicional para estabilizar el crecimiento económico.
La economía sigue siendo demasiado sólida para hablar de estanflación. Aunque es probable que el crecimiento se vea frenado por la invasión de Ucrania, la trayectoria económica general sugiere un crecimiento superior al potencial.
Dicho esto, la combinación de la agitación geopolítica, la mayor incertidumbre, la inflación persistente y elevada, la ralentización del impulso económico y los bancos centrales que están claramente “detrás de la curva”, ofrece un entorno difícil para los inversores. En general, sigue siendo aconsejable un enfoque prudente de los activos de riesgo.
Es preferible un crecimiento sostenible en lugar de un crecimiento estancado.
Atentamente,
Dr. Hans-Jörg Naumer
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Resumen
Después de un año de contención en los mercados de renta variable chinos a causa de los temores a una subida de tipos y al endurecimiento de las regulaciones, el Gobierno chino ha decidido cambiar de rumbo y optar por políticas más favorables al crecimiento. Esto ha mejorado las perspectivas de la renta variable para 2022.
- El Gobierno chino ha adoptado una postura proclive al crecimiento, lo que posiblemente creará condiciones más favorables para los mercados de renta variable chinos en 2022
- Puede ser un buen momento para que los inversores se planteen hacer cambios en sus posiciones de renta variable en China, con el fin de captar los beneficios potenciales de una política monetaria expansiva y un incremento en el gasto público
- Las tendencias a largo plazo, como los altos niveles de gasto de las empresas en nuevas tecnologías, la inclinación hacia estilos de vida más saludables y las reformas en curso del mercado financiero pueden suponer oportunidades muy interesantes