¡Toda la política es global!

La conocida frase “toda la política es local”, que suele atribuirse a Thomas P. “Tip” O’Neill Jr., presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU. entre 1977 y 1987, tiene mucho sentido cuando se trata de conectar con los votantes y ganar las elecciones. Pero cuando hablamos de economía y política en clave global, quizá habría que reformularla y decir: “¡Toda la política es global!”. La escalada de tensión entre Israel e Irán (con la consiguiente subida del precio del petróleo que fomenta la inflación y amenaza con frenar el crecimiento) no es el único recordatorio de esta realidad.
La guerra comercial y la guerra entre Rusia y Ucrania son también ejemplos muy ilustrativos de este hecho. En este sentido, los mercados globales funcionan como un termómetro inmediato para medir el pulso de los acontecimientos, y en los últimos días la temperatura se ha disparado (véase nuestro gráfico de la semana). En este contexto, es probable que el oro y el petróleo sean los grandes ganadores de esta crisis diplomática. Mientras tanto, a comienzos de la semana pasada, los líderes del G7 (los países más prósperos del mundo) se reunieron en las Montañas Rocosas canadienses para celebrar su cumbre, con una agenda repleta de temas urgentes sobre la mesa.
Si no fuera por el actual contexto geopolítico tan convulso, toda la atención habría estado centrada en los bancos centrales. Porque, aunque el alcance de la política monetaria pueda parecer “local” dentro de una zona económica, lo cierto es que los tipos la convierten en una cuestión de impacto global.
Y, sin duda, era momento de tomar decisiones clave para tres de los actores más importantes del panorama financiero mundial: la Reserva Federal (Fed), el Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco de Japón (BoJ). Aunque ya han marcado una hoja de ruta, prever cuáles serán sus siguientes pasos se está volviendo cada vez más complejo. En su última reunión, el Banco de Japón decidió reducir el ritmo de sus compras mensuales de bonos, pasando a adquirir 200.000 millones de yenes por trimestre (unos 1.380 millones de dólares estadounidenses) a partir de abril del año que viene. Esto situará el volumen total de compras en torno a los 2 billones de yenes para marzo de 2027. El organismo ya había comenzado a recortar su cuantioso programa de compra de bonos el año pasado. Ahora, al moderar ese ritmo, da señales de un giro hacia una postura más flexible, con la intención de seguir apoyando el mercado de deuda del Gobierno japonés.
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Fuente: LSEG Datastream, AllianzGI Global Capital Markets & Thematic Research, 17.06.2025
Claves de la próxima semana
La próxima semana arranca con una oleada de datos, comenzando con los PMI (índices de gestores de compras) preliminares de varios países, entre ellos Alemania y Francia en la zona euro, así como EE. UU. El martes será el turno del índice Ifo de clima empresarial en Alemania y el informe mensual de The Conference Board sobre la confianza del consumidor en EE. UU., dos indicadores “blandos” (encuestas), pero relevantes.
Desde las elecciones federales de Alemania en febrero, el índice Ifo ha encadenado tres subidas consecutivas. Las expectativas empresariales han sido claramente el motor de esta recuperación, mientras que la percepción sobre la situación actual se ha mostrado más inestable, probablemente por el impacto del conflicto comercial. Será interesante ver si, en la última lectura, pesa más la incertidumbre en torno al comercio mundial o el paquete de estímulos lanzado por el Gobierno alemán. Desde una perspectiva “local”, se espera que la buena situación fiscal (que incluye el apoyo a tecnologías verdes, un plan para reducir la burocracia y un fondo de infraestructuras de 500 millones de euros) tenga un efecto claramente positivo. Eso sí, esta encuesta no recoge aún los recientes acontecimientos en Oriente Próximo.
Entre noviembre de 2024 y mediados de abril de 2025, la confianza del consumidor en EE. UU. se desplomó de forma repentina, alcanzando niveles similares a los del inicio de la pandemia de la COVID-19, antes de rebotar con fuerza en mayo. Ahora la gran incógnita para la economía estadounidense (que se contrajo ligeramente en el primer trimestre del año) es si esta recuperación en la confianza se mantendrá o si, por el contrario, empezará a debilitarse. Es probable que los recientes altercados en Los Ángeles hayan coincidido, al menos en parte, con el periodo en que se realizó la encuesta.
El jueves se publicarán las cifras correspondientes al PIB estadounidense, que probablemente confirmen una contracción económica en el primer trimestre. El mercado también estará muy pendiente de las solicitudes iniciales y continuas de subsidio por desempleo, ya que podrían ofrecer pistas sobre los próximos pasos de la política monetaria. Por último, el viernes llegará el índice PCE (gasto en consumo personal), un indicador muy seguido por la Fed, que mide los cambios en los precios de bienes y servicios adquiridos por los consumidores.
Aunque los indicadores de confianza acapararán gran parte de la atención en la próxima semana, también coincidirán dos citas políticas importantes: la cumbre de la OTAN en La Haya y la reunión del Consejo Europeo. Entre las principales prioridades de la OTAN estarán el aumento del gasto militar, el apoyo a Ucrania y una mayor colaboración con la industria de defensa. Por su parte, el Consejo Europeo afronta una larga lista de temas que tratar, desde la ayuda a Ucrania hasta asuntos como la guerra comercial o la gestión de la situación migratoria. Se espera que ambos organismos presenten una imagen de unidad, aunque su foco estará claramente puesto en los desafíos geopolíticos. Y todo apunta a que no habrá una tregua en las tensiones en el corto plazo. Entre los asuntos más preocupantes, Israel e Irán seguirán acaparando toda la atención durante la próxima semana. Tras las declaraciones de Israel sobre su intención de mantener los ataques durante varios días, parece poco probable que el conflicto se resuelva mediante el diálogo. Un cierre prolongado del estrecho de Ormuz supondría un grave riesgo para los mercados y los precios del petróleo. Un tercio del crudo que se transporta por vía marítima a nivel mundial (unos 20 millones de barriles diarios) pasa por este estrecho, que Irán ha amenazado con bloquear si se produce un ataque. Un bloqueo de tal magnitud podría disparar los precios del petróleo y afectar de forma muy negativa al mercado de renta variable.
Ahora bien, debemos poner este riesgo en contexto. Irán solo exporta 1,6 millones de barriles al día, y la OPEP (especialmente Arabia Saudí) ya ha incrementado su producción. Solo Arabia Saudí dispone de un margen de producción adicional de unos 3 millones de barriles diarios. Además, EE.UU. se ha consolidado como un gran productor de energía. Desde la primera crisis del petróleo en 1973, la intensidad energética de la economía mundial se ha reducido de forma drástica (en torno a un 50%). Solo desde los años 90, ha disminuido más de un 36%.
Teniendo en cuenta todo este contexto, es poco probable que los próximos días sean fáciles en los mercados bursátiles. Confiamos en que haya señales de alivio en el plano internacional y que los mercados globales continúen rindiendo de forma positiva.
Dr. Hans-Jörg Naumer
Director Global Capital Markets & Thematic Research